Luis Alemany
Un viejo chiste cubano mil veces contado decía que José
Lezama Limapuntuaba sus textos en prosa como el que alimenta a las gallinas en
un corral: tomaba un montón de comas con las manos, las lanzaba al aire y, allá
donde cayeran en el texto, así que quedó 'Paradiso'.
La broma viene al hilo de la publicación de un número de la
revista francesa 'Hiatus', dedicada en parte a la "puntuación mínima"
(se puede leer en la red algún artículo en inglés incluido en el número),
que es otra manera de referirse al eterno dilema que tenemos todos cuando
escribimos un texto: en caso de duda, ¿poner una coma más o una coma menos?
¿Pecar por exceso o por defecto?
Cinco respuestas rápidas. Una: "Soy
partidario de puntuar menos. De forma natural. Por lo tanto, si dudo, me temo
que quizá acabe poniendo la coma o el punto" (Román Piña Valls; filólogo,
profesor de griego, escritor, editor del sello Sloper y autor de 'Archipiélago Gulasch). Dos: "No
sabría decir si es mejor pecar por exceso o por defecto, pero puedo asegurar
casi seguro de no equivocarme que la tendencia general es incurrir en lo
primero. En muchas ocasiones se tiende a puntuar (hablo ahora de comas) según
se entona en el lenguaje oral, algo que es un error. Recuerdo una frase que me
encanta de Alberto Gómez Font, antes coordinador general de la Fundéu BBVA:
'Respire pero no coma'" (Álvaro Peláez, filólogo y periodista y miembro de
la Fundación del Español Urgente Fundéu BBVA). Tres: "Prefiero
puntuar de más. Salvo que con la puntuación se cometa un error (por ejemplo, la
coma entre sujeto y predicado)" (Mónica Liberman, responsable de
correcciones y estilo en la editorial La Esfera de los Libros del grupo Unidad
Editorial). Cuatro: "En caso de duda, navaja de Ockham:
la opción más sencilla es siempre la mejor" (Pedro Urteaga; jefe de
sección de Cierre en el diario EL MUNDO).Y cinco: "Yo, al
contrario de la mayoría: [soy partidario de puntuar] de más" (Víctor de la
Serna, subdirector de este periódico y autor de su libro de estilo).
La coma inglesa
O sea: juicio aplazado y vamos mejor a los casos concretos. La
primera enumeración de problemas frecuentes la hace Álvaro Peláez: "La
coma es uno de los signos que plantean más problemas a la hora de puntuar, pues
hay muchos usos y unas cuantas excepciones. Uno de los más estigmatizados puede
ser la coma entre el sujeto y el predicado o entre el verbo y
el objeto (hay quien la llama la coma criminal). También es muy habitual ver
mal puntuadas las enumeraciones: cuando los elementos de la enumeración son
largos (el ministro de Educación, Fulanito de Tal; la consejera de Cultura,
Menganita Talcual; etcétera) se separan con punto y coma y no con coma. Se
tiende también a colocar una coma antes de la conjunción 'y' en una enumeración
simple, algo que no es correcto en español pero sí en inglés. También es muy
común la pérdida por desconocimiento de la coma del vocativo, sobre todo en
encabezamientos. lo adecuado es 'Hola, Luis:' y no 'Hola Luis'. Ya que saco los
encabezamientos de cartas y correos, un uso curioso es la coma tras el saludo:
Querido Luis, blablá... Esto se llama anglicismo ortográfico, pues viene del
inglés. En español se escriben dos puntos: 'Hola, Luis:'".
Continúa Pedro Urteaga: "Resulta difícil saber si el autor
de un texto quiere remarcar un inciso mediante comas o si las
utiliza con excesiva profusión. Otro caso de duda se plantea en las
construcciones que terminan con una salvedad u otro complemento circunstancial.
Por ejemplo: 'Iré mañana al cine a ver 'Amor' [,] a no ser que tenga que
recoger a mi nieto'. También resulta dudoso el caso contrario, cuando la
condición se encuentra al comienzo de la frase: 'En caso de necesidad [,] prefiero
ser yo el que acuda al rescate'. En las frases adversativas ('Me gusta mucho
pero prefiero no comerlo') y en la construcción 'no sólo... sino también' es
cada vez más habitual suprimir la coma. Y el punto y coma, ese gran
desconocido, se utiliza mayoritariamente para separar los términos de una
enumeración en la que se intercalan cargos u otras precisiones. Yo soy
partidario de emplearlo, en lugar de la coma, en oraciones que se
complementan o yuxtaponen pero carecen de nexo copulativo o
adversativo: 'He prendido fuego a un billete de 10 libras; debería haberlo
usado para volver a casa'. En cuanto a los dos puntos, a mí me gusta limitarlo
a un uso explicativo de lo expuesto con anterioridad. 'Se ha cumplido el sueño
de Borges: en cualquier lugar del mundo hay una biblioteca'".
Misterios del punto y seguido
Y una más, por favor: "Por lo que leo, la gente no sabe
usar con naturalidad los dos puntos, y aún menos el punto y coma. Deduzco que
no sabe porque veo que no los usa. Se limita a las comas, y claro, se equivocan
en el uso de los pocos signos que usan. Hablo de los que dominan mínimamente la
escritura. En los jóvenes el verdadero problema es el punto y seguido.
¡La gran conquista!", añade Román Piña Valls.
Más allá quedan las ligerezas de los chicos jóvenes, las prisas
de los usuarios de las redes sociales y los entusiasmos de los amantes
enfáticos: "Los puntos suspensivos son tres y solamente tres,
aunque se suelan ver dos, cuatro, cinco... En español hay signos dobles
(paréntesis, comillas, signos de interrogación y exclamación...). Ya que son
dobles, no nos olvidemos de abrirlos y cerrarlos", recuerda Peláez. De la
afición a las triples y cuádruples exclamaciones hablaremos otro día.
Última pregunta: ¿es el español un idioma de puntuación puñetera
en comparación con otros? "Visto cómo puntúa la mayoría de la gente, sí. Dificilísimo",
contesta Víctor de la Serna. "Es un idioma muy rico pues permite una
variedad de matices que no existen en otros. La presencia de una coma puede
estar llena de sentido (si el autor hila fino) al aportar precisión,
intensidad, ritmo... Lo que me parece difícil es llegar a dominar el idioma
hasta el extremo de utilizar con propiedad todos sus recursos", añade
Urteaga. "No soy especialista en otros idiomas, pero no me aventuraría a
decir que esta dificultad es propia del español ni mucho menos. Creo que cada
lengua tiene sus peculiaridades en cuanto a la puntuación. El
español es difícil de puntuar, pero como supongo que lo serán otros muchos. La
cuestión es que hay reglas generales, pero terminas descubriendo casi más
excepciones".
Tomado de El Mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario