lunes, 31 de diciembre de 2012

¿POR QUÉ "LOS MISERABLES" Y "ORGULLO Y PERJUICIO" SON ETERNAS?



Según Adam Gopnik de The New Yorker, el estreno en cines de Los miserables es un acontecimiento digno de celebración porque significa que la “continuidad de la cultura” persiste, “que las viejas historias pueden seguir siendo las mejores historias”. La novela de Victor Hugo es un buen ejemplo. También Orgullo y prejuicio de Jane Austen, que el próximo mes de enero cumple su segundo centenario sin haber perdido un ápice de frescura. Todavía es pronto para saberlo pero, nunca se sabe, y quizás alguno de los escritores y libros protagonistas de 2013 sean capaces de igualar las hazañas de Hugo y Austen... Empezamos.

ESTADOS UNIDOS
¿Por qué Los Miserables y Orgullo y prejuicio son eternas? ¿Por qué no nos cansamos de leer estas viejas historias? Dos artículos en The New Yorker yThe Smart Set celebran la vigencia de ambas:
- Sobre la perdurable grandeza de Los miserables de Victor Hugo: "No es una sorpresa que Los miserables todavía sea capaz de seducir a la audiencia. Sólo Dickens, con Oliver Twist e Historia de dos ciudades, puede competir con Hugo en esa categoría de poeta popular y gran escritor. Dickens, con todo su radicalismo, siempre se encontró cómodo dentro de la sociedad reformista de la Inglaterra victoriana, pero no fue el caso de Hugo, quien escribió desde el exilio en una época de tiranía en Francia. Dickens fue el narrador de una nación; Hugo, la conciencia de un pueblo. […] Hugo creía en la contradicción, se deleitaba en ella, se regocijaba en ella: pensaba que nos mostramos como verdaderamente somos cuanto más hemos de enfrentarnos a nuestra doble naturaleza. Este tipo de caracterización es la esencia de la novela clásica del siglo XIX, pero esa ambivalencia generalizada es muy difícil de dramatizar, y parte de la sabiduría del drama popular consiste precisamente en simplificarla". (vía The New Yorker)
- Sobre ese "fenómeno posmoderno" llamado Orgullo y prejuicioPaula Marantz Cohen argumenta en diez puntos por qué la novela de Jane Austen sigue siendo tan popular. Un par de razones:
1) Su potencial visual: "La cultura posmoderna es visual y aunque Jane Austen sea una consumada estilista, sus novelas son extraordinariamente cinematográficas, sobre todo Orgullo y prejuicio. Es como si Austen lo tuviera todo controlado: la trama es sencilla y fácil de traducir a la pantalla; hay protagonistas enérgicos y secundarios jugosos; los escenarios de época son relativamente sencillos de recrear y de apariencia suntuosa y los diálogos son abundantes y concisos”. Además, “si Jane Austen fuese una marca y Orgullo y prejuicio su producto mejor vendido, Colin Firth sería el comercial estrella".
2) Tiende un puente entre alta y baja cultura: "En una sociedad muy dividida [como la americana], Orgullo y prejuicio es una obra que une. Es cierto que la novela exige un cierto nivel de competencia lectora y una paciencia que muchos estadounidenses no tienen, pero ver las adaptaciones cinematográficas es una actividad verdaderamente igualitaria. Las películas atraen a quienes normalmente ven películas subtituladas y a quienes suelen optar por la comedia romántica". (vía The Smart Set)
Dennis Lehane, autor de Mystic River o Shutter Island, ha perdido a su perra Tessa. ¿Qué ofrece como recompensa? Quien la encuentra será uno de los personajes de su próxima novela. Así lo anunció en su página de Facebook. (vía Jacket Copy)
ESPAÑA
Ya saben cuáles son los mejores libros de 2012, y el miércoles podrán leer en Papeles Perdidos la lista de los escritores y libros que protagonizarán 2013.
FRANCIA
Pullus Nicolellus, es decir, la traducción al latín de El Pequeño Nicolás es un pequeño gran éxito de ventas. Aymar du Chatenet, director de IMAV editions, lo tuvo claro: en Francia más de 500.000 alumnos estudian latín y era hora de darles textos más modernos y cercanos y menos Catilinarias. (víaLe Nouvel Observateur)

REINO UNIDO
El número de librerías británicas se ha reducido a la mitad en sólo siete años: en 2005 había 4.000, en 2012, 1.878. ¿Las causas? El auge del libro electrónico y el descenso de las ventas porque los consumidores prefieren comprar sus libros en supermercados o en internet, aseguran en The Telegraph. En el mismo reportaje varios escritores lamentan que se pierda la “experiencia de la librería”, pero otro artículo publicado en The New York Times sugiere que no hay de qué preocuparse porque serán las bibliotecas las que ocupen su lugar: “Cada vez más [las bibliotecas] adaptan sus colecciones y servicios en función de la demanda de sus usuarios, a quienes empiezan a denominar clientes”. (The Telegraph y The New York Times)

NORUEGA
Uno de los libros más vendidos en Noruega, junto a Cincuenta sombras de Grey o las últimas novelas de Jo Nesbø o Ken Follet, es la Biblia. Sí, una nueva traducción del texto sagrado al noruego ha vendido 157.000 ejemplares en los últimos catorce meses. Según Dag Smemo, de la Norwegian Bible Society, este inesperado éxito se debe a la calidad de la traducción. “La gente asegura que es muy buena, lo dicen tanto colectivos conservadores como seculares. No sólo la compran los cristianos, también los ateos. La Biblia es importante para nosotros, para nuestra cultura, para la nación”. La clave está en que esta nueva versión es más fácil de leer porque utiliza un noruego moderno y, además, es más fiel a los textos originales en griego y en hebreo que las traducciones anteriores. (vía The Guardian)

ISLANDIA
En Islandia el mejor regalo de navidad siempre ha sido y será un libro. Se publican más libros per cápita que cualquier otro país, aseguran en NPR, y la mayoría de ellos se venden entre septiembre y noviembre. Es una tradición denominada Jolabokaflod –literalmente, la avalancha navideña de libros- y arranca con la publicación del Bokatidindi, un catálogo con todas las novedades editoriales que se distribuye gratuitamente a todos los hogares islandeses. La Jolabokaflod se remonta a la Segunda Guerra Mundial, época en la que imperaban fuertes restricciones para todos los artículos de regalo. Los controles sobre la importación de papel no eran tan severos, de ahí que el libro se convirtiera en el regalo preferido de los islandeses. (vía NPR)

Tomado El País

UNA HERIDA ABIERTA EN CHILE: VÍCTOR JARA Y LA MEMORIA PARA DESMEMORIADOS


El cantautor, que recibió 44 impactos de bala, fue asesinado en 1973, días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet.


Fotografía Fundación Víctor Jara

El Tribunal de Apelaciones de Santiago ha ordenado la detención de ocho exoficiales del Ejército chileno que habrían estado implicados en la muerte del cantautor Víctor Jara, que falleció en el Estadio de Chile en 1973.
El juez Miguel Vásquez ha ordenado la detención del coronel Hugo Sánchez Marmonti y del teniente Pedro Barrientos Núñez. Otros seis soldados también deberán ser arrestados como cómplices del homicidio por su papel en la muerte del cantautor días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973.
Fotografía Fundación Víctor Jara
Vásquez ha ordenado la captura internacional de Barrientos Núñez, el único de los militares que se encuentra en el extranjero, según ha informado el diario La Tercera.
El juez ha señalado en el auto de procesamiento que el 11 de septiembre de 1973 tropas del Ejército sitiaron la Universidad Técnica del Estado y detuvieron a miles de alumnos, docentes y personal de la institución, entre los que se encontraba Víctor Jara.

Vásquez explica que la mayor parte de los detenidos acabaron en el Estadio Chile --en 2003 se renombró con Estadio Víctor Jara-- custodiado por diversos efectivos del Ejército. Jara fue torturado en dicho edificio y el 16 de septiembre fue ejecutado.
Fotografía Fundación Víctor Jara


El cantautor recibió un total de 44 impactos de bala y fue arrojado a una de las calles de la capital chilena. La mujer de Jara, Juana, reconoció el cadáver de su marido en un tanatorio y tras enterrarle en un cementerio de la ciudad, huyó en secreto del país.

Tomado de El País

LA GUERRA DE LAS LENGUAS


La guerra de las lenguas promete grandes réditos electorales a quienes la promueven, pero el uso partidista de algo tan importante para cualquier ciudadano como el instrumento que le sirve para expresar lo que piensa o lo que siente, es jugar con fuego. El ministro José Ignacio Wert ha encendido la hoguera con el proyecto de ley de mejora de la calidad de la educación, interpretado en Cataluña como un ataque a la inmersión lingüística en catalán. En el lado opuesto, fuerzas políticas contrarias a la inmersión han saludado que la nueva ley quiebre el predominio del catalán como lengua vehicular de la enseñanza y obligue a que el castellano también lo sea. El pulso entre Cataluña y el Gobierno central está en su punto álgido, y aunque el ministro trata de quitar hierro a su envite, nadie olvida que en sede parlamentaria expresó su propósito de “españolizar a los escolares catalanes”. Con esa frase proclamaba que la lengua sirve para adoctrinar en un nacionalismo y que eso puede y debe hacerse desde la escuela. Es decir, lo mismo de lo que él acusa a la Generalitat.
“Se puede adoctrinar en cualquier lengua”, afirma Albert Branchadell, profesor de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad Autónoma de Barcelona. “La frase de Wert implica una asimilación entre lengua y nación. Esta asimilación puede darse también, y de hecho se da, en sentido inverso: hay también un discurso catalán que trata de convertir el castellano en una lengua invasora, cosa que tampoco es”. “La lengua es un signo de identidad, pero también puede verse como parte de un proyecto de construcción nacional, como la expresión de un nacionalismo de signo opuesto, y que son irreconciliables. En estos casos es inevitable entrar en un juego acción-reacción”, observa Xavier Vila, profesor de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona.

Fuentes: Generalitat de Cataluña y Ministerio de Educación. / EL PAÍS
En esta dialéctica de nacionalismos enfrentados, el debate está tan politizado que abundan las falsedades y se dan por ciertas premisas que no son tales. Por ejemplo, que el castellano está siendo barrido de Cataluña. O que los escolares catalanes no conocen bien la lengua de Cervantes. “El habla es una expresión de sistemas ideológicos y cuando se hace un uso partidista, surgen problemas”, señala Fernando Ramallo, profesor de la Facultad de Filología de la Universidad de Vigo. “Deberíamos buscar un consenso básico, pero en España tenemos un déficit de partida: que el centro no ha aceptado la diversidad lingüística de la periferia como una riqueza, y eso ha provocado una reacción de defensa que en ocasiones ha adoptado también formas dogmáticas. Ni el PP ni el PSOE han tenido una concepción clara de esa diversidad. El resultado es que se ha aplicado una política que hace invisible la realidad lingüística de España”.
La paridad de ambas lenguas en la escuela no garantiza el bilingüismo 
Esa realidad es que el 40% de la población vive en territorios bilingües, pero una parte del restante 60% que es monolingüe siente el uso de las otras lenguas como una agresión. Pudiendo hablar todos en castellano, para qué hablar gallego o catalán, piensan. “El problema”, añade Ramallo, “es que se ha territorializado el bilingüismo y con ello se ha despojado a los bilingües de su derecho cuando salen de su territorio”. Luisa Martín Rojo, catedrática de Lingüística en la Universidad Autónoma de Madrid, lo explica así: “Hemos optado por un modelo territorial como el de Bélgica, en que cada lengua tiene su espacio; en nuestro caso, se reconoció el bilingüismo de algunas comunidades, pero se mantuvo intacto el monolingüismo de otras. De manera que las lenguas de un territorio no son visibles en el resto y eso hace que una parte de la población pueda ignorar que España es una realidad multilingüe. Eso provoca un desequilibrio en el prestigio de esas lenguas y tensiones innecesarias con el castellano”, afirma. Martín Rojo ha investigado los paisajes lingüísticos de Madrid —de los que ha hecho un interesante vídeo— y ha comprobado que Madrid es una ciudad multilingüe, pero curiosamente, tienen mucha más presencia algunas lenguas europeas y lenguas de la inmigración, que las lenguas de otras autonomías.
Los expertos consultados creen que en España hubiera sido mejor aplicar un modelo como el vigente en Canadá o en Finlandia, donde las lenguas que conviven son oficiales en todo el territorio, aunque no se exige su conocimiento a todos los ciudadanos. Aquí, la protección de las otras lenguas depende exclusivamente de sus Gobiernos autónomos. Pero, ¿cómo se protege una lengua? “Uno de los factores clave para recuperar y mantener con vitalidad una lengua es que su uso no se circunscriba a la familia, al hogar, sino que esté normalizada en todos los ámbitos, incluidos los de prestigio”, explica Luisa Martín Rojo. “Todas las políticas lingüísticas han buscado evitar la diglosia, situación en la que una de las lenguas se considera culta y goza de privilegios sociales, mientras la otra tiene un uso limitado y carece de prestigio, de modo que se asocia a falta de cultura, y puede incluso llegar a avergonzar a sus hablantes”.
El uso partidista del instrumento de convivencia es jugar con fuego
Cuando se llega a este punto, la lengua está en peligro de desaparición inminente. Para recuperarse, tiene que volver a las esferas de prestigio: la escuela, la Administración, la justicia, la producción científica. El que pueda mantenerse viva no depende tanto del número de hablantes, aunque es importante, como del papel que tiene en el proyecto sociocultural de su comunidad. Martín Rojo señala el hebreo como un caso paradigmático: los judíos hablaban yiddish o hablaban la lengua del país en el que vivían y utilizaban el hebreo solo en las celebraciones religiosas. Cuando se creó el Estado de Israel, el hebreo fue revitalizado en el marco de un proceso de construcción nacional y hoy es una lengua absolutamente viva.
En la batalla por la supervivencia están el catalán, el gallego y el vasco. Y en todos los casos, el sistema educativo es un instrumento esencial. Galicia, Valencia, Baleares y Cataluña, aplican modelos universales, es decir, que no segregan a los alumnos en función de la lengua de aprendizaje, pero Cataluña es la única que ha implantado un modelo de inmersión, en que la lengua vehicular es el catalán. El resto aplican modelos bilingües. El del País Vasco es el único modelo que segrega a los alumnos en tres opciones: inmersión en castellano, inmersión en euskera y línea bilingüe, con asignaturas en ambas lenguas. Este modelo está ahora en revisión. En cualquier caso, el euskera no es comparable al catalán o al gallego, que tienen una gran proximidad al castellano. Y sin embargo, pese a la dificultad del euskera, la línea de inmersión en castellano no es la opción más demandada, lo cual indica que los padres, a excepción de los que están muy de paso, quieren dar herramientas a sus hijos para una vida social y profesional plena en una sociedad que es bilingüe.
Cataluña es la única región con un modelo de inmersión total
El modelo catalán de inmersión no ha sido una imposición de las esferas de la política. Lo propuso al principio de la Transición el movimiento de renovación pedagógica que lideraba la fundación Rosa Sensat. El objetivo era garantizar la igualdad de oportunidades a todos los niños porque el desarrollismo franquista había provocado la concentración de la población inmigrante en barrios periféricos, y corrían el riesgo de convertirse en guetos sociales. Permitir dos vías de escolarización en función de la lengua hubiera podía provocar una fractura social que restara oportunidades a los hijos de los inmigrantes. Con la inmersión, se conseguía en cambio un doble objetivo: proteger el catalán, haciendo que fuera también una lengua de prestigio, y garantizar la cohesión social dando a todos los niños la oportunidad de dominar ambas lenguas por igual.
El objetivo de cohesión social se ha alcanzado plenamente. Eso nadie lo discute. Y el catalán ha progresado pero, contra lo que muchos creen, sigue estando por detrás del castellano. Respecto del inicio de la Transición, los progresos son evidentes. En 1986 sabían hablar el catalán el 64% y escribirlo el 31,6%. Pese al esfuerzo de la inmersión, la radiografía que ofrece el Informe de política lingüística de 2010 todavía muestra un claro predominio de la lengua de El Quijote sobre la deTirant lo Blanc. Así, mientras el castellano lo entiende y lo habla más del 99% de la población, el catalán lo entiende el 94,6% y lo habla el 78,3%. Y mientras el 95,6% de los residentes saben escribir en castellano, solo el 61,8% sabe escribir en catalán. Si el objetivo es el bilingüismo efectivo, no está tan cerca como parece, y no porque el castellano retroceda, como creen muchos, sino por la dificultad que, a pesar de todo, tiene el catalán para alcanzar el estatus de igualdad al que aspira.
Hay un gran equívoco sobre esta cuestión. La premisa de que el bilingüismo en el aprendizaje garantiza al final el equilibrio entre las dos lenguas no es cierta. Así lo afirman todos los sociolingüistas consultados. Cuando se reclama que los escolares tengan tantas asignaturas en castellano como en catalán no se está favoreciendo el bilingüismo. La diferente posición de partida en la vida social y en los medios de comunicación hará que la lengua más fuerte, en este caso el castellano, se imponga a costa del retroceso de la más débil. Aplicar un bilingüismo estricto en el aula no garantiza el equilibrio ni el bilingüismo en el resultado educativo. “Eso perjudica especialmente a las clases más bajas, que no tienen otros instrumentos que la escuela para formarse”, advierte Luisa Martín Rojo. “Si al acabar el colegio no son competentes en ambas lenguas, tendrán menos oportunidades de trabajo. Y si son hijos de inmigrantes, esto supondrá que tendrán que ocupar las mismas posiciones subordinadas en el mercado de trabajo que ocuparon sus progenitores recién llegados”.
El 95% de catalanes sabe escribir el castellano; solo el 61%, el catalán
Este componente es especialmente importante en un momento en que Cataluña debe integrar nuevos contingentes de inmigrantes extranjeros. Pese a la primacía del catalán como lengua vehicular de la enseñanza y la Administración, la habilidad para entender, hablar y leer en catalán se ha mantenido estable, pero el porcentaje de población que sabe escribir catalán ha aumentado 10 puntos desde 1996. Se ha conseguido contrarrestar el retroceso que hubiera significado la incorporación de más de 1,5 millones de inmigrantes que no conocían la lengua y eso ha sido gracias, sobre todo, al modelo de inmersión lingüística. “En los últimos 10 años, Valencia ha recibido también más de un millón de inmigrantes. Con el sistema rigurosamente bilingüe que allí se aplica, entre 2000 y 2009 el conocimiento del catalán ha retrocedido 10 puntos mientras que en Cataluña se ha mantenido, a pesar de la inmigración”, indica Xavier Vila.
“¿Quién puede discutir los resultados de la inmersión?”, pregunta Fernando Ramallo. “Si se hubiera explicado bien, la inmersión en una lengua sería aceptada, porque garantiza el dominio de las dos lenguas, aporta recursos adicionales para los hablantes, favorece la cohesión y es más efectivo en la protección de la lengua minorizada. Si no tuviera ventajas, tendría contestación social, y también científica. Y ni una ni otra se producen en Cataluña”, concluye. Tampoco es cierto, como a veces se dice, que los niños escolarizados en catalán tengan un menor conocimiento del castellano que los de Valladolid o Palencia. Lo demuestran tanto las pruebas de acceso a la Universidad como las evaluaciones que realiza el Ministerio de Educación, en las que los resultados de los niños catalanes son similares a las de los niños de comunidades de habla castellana.
La oposición ha arreciado en los últimos años por la insistente campaña de los medios nacionalistas españoles con presencia política y mediática en Madrid. Albert Branchadell sitúa su origen en 1995, cuando el PP decidió incorporar la defensa del castellano en su programa como reclamo electoral bajo el liderazgo de Alejo Vidal-Quadras cuando la inmersión ya se consideraba consolidada. En el inicio de la Transición, fuerzas residuales del franquismo y algunas familias habían reclamado en los tribunales el derecho a escolarizar a sus hijos en castellano, pero el Tribunal Constitucional había avalado el modelo de inmersión en 1994. “Las posiciones de Vidal-Quadras no tuvieron entonces mayor trascendencia”, recuerda Branchadell. “En 1996 se produjo el pacto del Majestic entre CiU y PP. Eran los tiempos en que Aznar hablaba ‘catalán en la intimidad’ y en ningún momento se cuestionó la política de inmersión. Ni siquiera cuando el PP obtuvo la mayoría absoluta en la siguiente legislatura. Ha sido después, al irrumpir en la escena política partidos que han hecho del nacionalismo español y de la defensa del castellano su caballo de batalla. Ahora el PP ha descubierto que la guerra de la lengua le da réditos electorales fuera de Cataluña”.
Y ahí estamos, en un nudo que costará deshacer.
Tomado de El País

domingo, 23 de diciembre de 2012

LA LOCURA DEL CONSUMO NAVIDEÑO


Zombis y tarjetas en el freezer: la locura del consumo navideño



En su clásico El amanecer de los muertos (1978), el director George Romero cuenta la historia de un grupo de personas que sobreviven a una invasión zombi y se refugian en un centro comercial. La película tuvo su actualización en 2004 (fue dirigida por Zack Snyder) y mantuvo viva la crítica velada a la sociedad de consumo que recorría la versión original.
En la semana pre navideña, pico de consumo del año, la realidad se parece cada vez más a la ficción: gente deambulando por los shoppings, sin rumbo fijo; peleas a gritos por la última caja con el barco PlayMobil pirata, caos de tránsito, calor, escenas posapocalípticas en las principales avenidas comerciales. Una pesadilla para todo el mundo. O casi. Para los economistas del comportamiento -la rama que toma enseñanzas de la psicología-, la locura de las compras de fin de año conforma un laboratorio fascinante e inigualable para analizar y testear sesgos conductuales en las decisiones de consumo.
"Esta época es un verdadero festival para la economía conductual", cuenta a LA NACION Ricardo Pérez Truglia, un investigador argentino asentado en Harvard que tiene estudios hechos sobre consumo suntuario y economía del comportamiento. "A la hora de comprar para las Fiestas, uno debe tratar de anticipar su álter ego consumista. Si uno mira las compras que hizo en los últimos meses, no es difícil encontrar cosas de las que uno está arrepentido", recomienda. "Para muchas familias este puede ser un problema menor, pero para otras, esta dificultad de auto-control es tan grave que las pueden llevar a la ruina financiera".
Para las compras más importantes, un consejo de Pérez Truglia es el de ir al shopping sin la tarjeta de crédito, decidir qué es lo que uno quiere comprar, pero no ir a adquirirlo hasta el día siguiente. Si la compra era meramente impulsiva, al consultarlo con la almohada uno tendrá la chance de descubrirlo fácilmente. "Personalmente, yo consulto antes de comprar con mi mujer. Si la razón por la cual quiero comprar algo es meramente impulsiva, al tratar de explicárselo a ella queda en evidencia de inmediato."

Finalmente, para aquellos que sean adictos a las compras online, la receta de libro de texto de economía del comportamiento es guardar la tarjeta de crédito sumergida en un vaso con agua en el congelador. "Si uno está por hacer una compra meramente compulsiva, el tiempo en que toma derretirse el hielo puede ser suficiente para darse cuenta", concluye al académico de Harvard.
Hay unas cuantas razones para elegir apartarse de esta locura de consumo pre navideña. Tal vez uno prefiere quedarse en casa durmiendo antes de hacer cola en un local a las 2 AM (en la previa a las fiestas, cuando se habilitan los horarios especiales); o destinar tiempo a jugar con los hijos antes de dar vueltas en trompo tratando de conseguir un lugar para estacionar en el parking de Unicenter. Pero hay un motivo adicional para evitar caer en esta histeria: según la economía del comportamiento, los errores que habitualmente cometemos a diario en decisiones de compra se multiplican en esta época del año.
"De acuerdo con una investigación del profesor Donald Black, cerca de un 6% de la población tiene un comportamiento patológico de compra compulsiva que obviamente se ve exacerbado en las fiestas, puesto que ahora tienen un justificativo que les permite liberar la culpa que les produce no poder controlar sus conductas de compras, y evitar la reprobación social por su conducta", apunta el economista de la UNLP Martín Tetaz, especializado en temas conductuales.
Desde un punto de vista estrictamente racional, las personas deberían decidir a principio de año cuánto dinero están dispuestas a gastar en regalos para sus seres queridos (ya sea con motivo de cumpleaños, aniversarios, Navidad, Reyes o cualquier otra fecha especial), separar los billetes y esperar oportunidades de ofertas y rebajas para comprar cualquier presente, guardarlo, envolverlo para regalo unos días antes de la ocasión y disfrutar del regocijo del receptor. "Pero esto no es lo que hacemos", sigue Tetaz. "Sendhil Mullainathan, de Harvard, ha demostrado que el área del cerebro que controla nuestros impulsos y se usa para planificar falla cuando estamos estresados, excesivamente preocupados o bajo presión", concluye. Con culpa por hacer regalos menos originales que el cuñado en la cena de mañana, o por nimiedades como el fin del mundo, que estaba programado para el viernes.
Entre los conceptos más estudiados por la economía del comportamiento que resaltan con luces de colores por estos días están el exceso de opciones para el consumidor. De acuerdo con la economía tradicional, la diversidad para elegir es una bendición; pero la neuroeconomía demostró en los últimos años que muchas alternativas tienden a marearnos y hasta a deprimirnos. Otro error que gana protagonismo es el "sesgo de confirmación": nos construimos todo tipo de trampas y engaños mentales para justificar que estuvo bien gastar $ 360 en una remera de Akiabara para la prima. Tomamos en cuenta sólo el descuento que había con la tarjeta, pero ni hablar de incluir en el cálculo nuestro costo de oportunidad del tiempo que pasamos comprando, la nafta para el auto, el tiempo de la prima cuando vaya a cambiarla, etc.
Todo eso, sin considerar la conclusión a la que llegó el economista especializado en regalos navideños Joel Waldfogel, un profesor de Economía de la Universidad de Pensilvania cuya principal idea es que cada año se malgastan miles de millones de dólares en regalos que nadie quiere. "La gente obtiene en promedio un 18% más de satisfacción cuando se compra ella misma productos que cuando recibe regalos de terceros, en promedio", explica Waldfogel.

Si a pesar de todas estas conclusiones de la economía no convencional usted insiste con ir a sudar al shopping hoy a la noche, no vamos a poner objeciones. Pero sepa que los zombis de El amanecer de los muertos la pasan mejor: al menos cada tanto se dan el gusto de comerse algún humano desprevenido.

Tomado de La Nación

sábado, 22 de diciembre de 2012

LA BASURA ELECTRÓNICA


Los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) que acumulamos en nuestras oficinas o casas pueden contaminar el medio ambiente y causar daños a la salud. ¿Qué se está haciendo en el Perú para darles un tratamiento adecuado?

san en plantas especializadas.
Las plantas formales reciclan plástico y metal y también tarjetas electrónicas que contienen metales valiosos (hilos de oro o plata) que se procesan en plantas especializadas. Fotos Ricardo Flores La República

Muchos hemos visto esta imagen: un reciclador desarmando el monitor de una computadora o un televisor en la calle para sacar sus partes metálicas. También rompe la pantalla de vidrio porque en el interior hay un armazón de fierro, y después deja tirados los restos en la vía pública. Con eso pone en peligro su salud y la de la población. Esas pantallas de vidrio contienen plomo, sustancia que se impregna en el suelo y con la lluvia puede alcanzar las aguas subterráneas que mucha gente usa. Las partículas del metal, que quedan flotando en el aire, también provocan problemas de salud a largo plazo. Residuos como esos no pueden simplemente tirarse a la basura o a la calle.
Pero hay más. Todos los fluorescentes y los focos ahorradores contienen mercurio, así que cuando se malogran no deben mantenerse en la casa ni tirarlos en cualquier lugar porque se romperán y contaminarán el entorno. Lo mismo ocurre con las pantallas de los televisores LED: contienen fluorescentes pequeños que son peligrosos por la misma razón. Un celular por su parte tiene unos 40 elementos de la tabla periódica, metálicos o no. Muchos no son peligrosos, pero otros sí, como el plomo, cadmio, bromo, bario o mercurio.
Solo considerando el rubro de equipos de cómputo y celulares –sin contar electrodomésticos–, el Perú produjo este año unas 18 mil toneladas de estos residuos, de las cuales solo se han reciclado unas 2 mil toneladas. El potencial riesgo al ambiente y a la salud de las personas exige un tratamiento adecuado de estos materiales en plantas formales de reciclaje. En Lima solo existen cuatro de estas empresas. En ellas no reciclan piezas para ser reutilizadas, sino que recuperan materiales como el metal y el plástico de los equipos.
En el Perú el consumo de equipos electrónicos crece año a año y el tema de los residuos puede convertirse en un gran problema en poco tiempo. El ingeniero Óscar Espinoza, director de IPES-Promoción del Desarrollo Sostenible, que trabaja en el tema con el Ministerio del Ambiente, señala que en promedio un equipo de cómputo se descarta después de 5 años y un celular a los 2 años. "Este año en equipos nuevos entraron al país 20 mil toneladas en computadoras y 3 mil toneladas en celulares", dice. En unos años caerán en desuso y serán descartados. Hay que ver ya cómo reciclarlos.
Reciclar formalmente
La diferencia entre el reciclaje formal y el informal es abismal. Muchos recicladores no solo dejan tiradas piezas contaminantes en la vía pública o basureros informales, sino que, por ejemplo, acopian los cables que estos equipos tienen, hacen una gran ruma y los queman para obtener el cobre que hay dentro. A altas temperaturas ese plástico que cubre los cables puede liberar componentes cancerígenos. Esas personas no solo se hacen daño a ellas, sino al medio ambiente.
La empresa San Antonio Recycling opera desde el 2006 en la zona industrial de San Juan de Lurigancho y es una de las cuatro empresas formales de reciclaje de 'basura electrónica' en el Perú. Este año han procesado unas 800 toneladas de RAEE en su planta de 3 mil metros cuadrados. Allí llegan aparatos de cómputo, de telefonía, fotocopiadoras y electrodomésticos.
La planta tiene una veintena de operarios para clasificar todo lo que llega ahí según el material del que están hechos, máquinas con desarmadores neumáticos –que retiran tornillos en segundos– para desmantelar cualquier aparato, y prensas poderosas para convertir en grandes cubos de plástico o metal lo que antes fueron electrodomésticos o computadoras. El proceso contempla un paso importante: la separación de los componentes que contienen sustancias peligrosas.
Los trabajadores saben, por ejemplo, que deben desmantelar las pantallas LCD con mucho cuidado porque los tubos fluorescentes pueden romperse y despedir mercurio. También saben que el tóner de una fotocopiadora contiene partículas que pueden causar problemas respiratorios. Igualmente separan todas las pilas, baterías y cargadores que encuentran en los equipos. "Todas las piezas que contengan material peligroso se envían a un relleno de seguridad, que tiene procesos especiales para tratarlos", dice Jessica Li, presidenta de San Antonio Recycling. En Lima hay tres rellenos que brindan ese servicio.
Todo el material que se puede reciclar pasa por la 'reducción de volumen', que es el prensado, picado o molido de sus componentes. En la planta que visitamos prensan el plástico y los metales hasta formar grandes cubos y los apilan unos sobre otros. El plástico es exportado a Hong Kong, el metal va a fundiciones peruanas y las tarjetas electrónicas se envían a Estados Unidos, donde una planta especializada las refina para obtener los metales valiosos usados en esos componentes.
El plástico que se recupera de los equipos electrónicos tiene polímeros especiales para que no se quemen. No son como el plástico de un balde o una taza de ese material. Por eso se vende a fábricas que lo tratan para hacer nuevas carcasas de computadora o de televisores. Las tarjetas electrónicas pueden tener hilos de plata, oro y otros metales que son recuperables mediante complicados procesos. En el mundo solo hay cinco plantas que realizan esta operación.
Por el momento ninguna de las plantas formales de Lima procesa refrigeradoras –que tienen gases refrigerantes contaminantes–, equipos con sustancias radioactivas como los aparatos de rayos X, o equipos médicos potencialmente contaminados. Quizá más adelante la recicladora San Antonio habilite el tratamiento para refrigeradoras. En provincias, por ahora, no hay ninguna planta formal, pero las habría a partir del 2013 en Piura e Iquitos.
El papel del Minam
El continuo crecimiento de estos residuos en el país exige tomar medidas. El Ministerio del Ambiente (Minam) aprobó en julio pasado el 'Reglamento para la gestión y manejo de los residuos eléctricos y electrónicos' que establece una medida clave para tratar el problema: la 'responsabilidad extendida del productor', que significa que el fabricante, importador o vendedor del producto, debe establecer dónde entregar sus productos una vez que son descartados.
Eso ya lo hacen empresas como Claro o Movistar, que tienen puntos de acopio en tiendas como Plaza Vea, Totus o sus centros de atención, para dejar celulares, baterías y cargadores. Ese mismo principio funcionará para artefactos y computadoras. "Las empresas deberán tener centros de acopio para sus equipos y luego encargarse de reciclarlos en plantas formales", dice Óscar Espinoza, de IPES. Las empresas tienen hasta julio del 2013 para adecuarse. En tanto, si usted tiene un equipo viejo, hay campañas de acopio que los municipios hacen cada cierto tiempo para que se deshaga de él. No lo guarde durante años ni se lo entregue a un reciclador.
Tomado de La República

jueves, 20 de diciembre de 2012

DIEZ CONSEJOS PARA HABLAR Y ESCRIBIR BIEN EN ESPAÑOL



El diccionario de la Real Academia Española define el lenguaje como un “conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente”. No cabe duda de que el español cumple su cometido. Tal como señala Florentino Paredes García, profesor del departamento de filología de la Universidad de Alcalá de Henares, el español “nos sirve a todos para comunicarnos, y nos sirve adecuadamente”. Pero, ¿hablamos todos un español correcto? “No podemos decir que es descuidado”, apunta Paredes, “pero, como todas las cosas, es susceptible de mejora”.
Con la idea de ayudar a los hispanohablantes a escribir y hablar correctamente el español, el Instituto Cervantes ha impulsado la elaboración de El libro del español correcto (Espasa), un manual que pretende definir cómo debe ser el español de la norma culta. El profesor Paredes ha coordinado su edición y ha atendido a El Confidencial para explicarnos cuáles son los errores que cometemos con más frecuencia en el lenguaje hablado y escrito. Errores que, como señala el filólogo, “son muy comunes y tienen mucha visibilidad, pues aparecen en los medios de comunicación y las escuelas”, instituciones que deberían servir como referencia, pero incurren en numerosas faltas que acaban extendiéndose entre toda la población.
Lo cierto es que el lenguaje está evolucionando más rápido que nunca, y lo que hoy no es correcto puede serlo mañana. Esto de por sí no es necesariamente malo, pero hay determinados usos que deberían evitarse, pues llevan al idioma a empobrecerse y perder matices que son útiles en nuestro día a día. En opinión de Paredes, “el español que quiera hablar correctamente tiene que conocer la norma, la convención, aunque después decida saltársela”. Y hay errores que un hablante culto debería evitar a toda costa. Estos son los diez que, según Paredes, están más extendidos y son más relevantes.
1. Ambigüedad
Para Paredes la ambigüedad es uno de los errores más graves que cometemos en el lenguaje hablado y escrito. Se da cuando “no expresamos con claridad lo que queremos trasmitir”. Cuando hablamos, este tipo de errores se pueden corregir en el trascurso de la propia conversación, pero cuando escribimos es mucho más difícil evitar confusiones.
La ambigüedad puede surgir de muchas formas, por ejemplo, cuando utilizamos incorrectamente los signos de puntuación (“lo haré como había prometido” no es lo mismo que “lo haré, como había prometido”) o cuando colocamos mal los complementos (“Se alquila habitación para estudiantes de 15 metros” no es lo mismo que “se alquila habitación de 15 metros para estudiantes”).
Otra gran fuente de ambigüedad es la tendencia reciente a sustituir verbos por nombres. Se trata de un error que comete la prensa de manera habitual, con expresiones del tipo “la elección del nuevo ministro”, que, según explica Paredes, “no sabemos bien a qué se refieren”.
2. Pobreza léxica
Paredes asegura que el uso de “palabras insípidas” está muy extendido y hace que el idioma se empobrezca. Quizás por comodidad, se abusa de verbos como “hacer”, “dar” o “decir”, que son demasiado simples. No es lo mismo “dar lástima” que “inspirar lástima”, ni “dar golpes” que “propinar golpes”.
Ocurre lo mismo con determinados adjetivos como “bueno”, que se usa para todo, y con fórmulas cansinas del tipo “antiguas pesetas”, “apretada agenda” o “cómodos plazos”, construcciones que quizás eran acertadas el día que se inventaron, pero que han acabado convirtiéndose en lugares comunes, que es preferible evitar.
3. Tender a utilizar palabras muy largas
“Parece que usar palabras largas es mejor”, comenta Paredes, “pero no es cierto.Tenemos que aprender a reducir los textos usando palabras más breves”. En opinión del profesor, abusamos con frecuencia de los archisílabos, utilizando palabras como “incondicionalidad”, y usamos construcciones rimbombantes que no aportan nada, como cuando decimos “en el día de hoy”, en vez de limitarnos a usar “hoy”, que dice exactamente lo mismo.
4. Errores de puntuación
Paredes es claro al respecto: “Son innumerables los textos mal puntuados, y en Internet son legión”. El profesor reconoce que “es difícil puntuar bien”, pero insiste en que debemos hacer un esfuerzo por hacerlo correctamente. Los signos de puntuación son decisivos para dar sentido al lenguaje escrito, pues sirven para aclarar lo que queremos decir. No es lo mismo escribir “si necesitas algo pídemelo por favor” que “si necesitas algo pídemelo, por favor”.
“La gente cree que la puntuación tiene muy poca importancia, pero no es verdad”, señala Paredes. El profesor lamenta, además, el arrinconamiento del punto y coma, un signo que da riqueza al idioma, pero se usa cada vez menos, quizás por la influencia del inglés. “Pasa lo mismo con la apertura de la interrogación”, comenta Paredes, “es un aspecto distintivo del español que merece la pena seguir utilizando”.
5. Errores de entonación
Los errores en la entonación se cometen cuando, en el lenguaje hablado, acentuamos una palabra en una sílaba inapropiada. “A veces, como intento por destacar”, señala Paredes, “se pronuncian palabras átonas como tónicas. No se intenta remarcar nada, sino entonar distinto solo por el afán de ser distinto, o pretender ser distinto. La entonación tiene una función clarísima, contribuir a la interpretación de la oración, de las ideas que queremos trasmitir. Si cambiamos la entonación, y ponemos acentos donde no corresponde, el que nos escucha tendrá más dificultad para entender lo que decimos”.
6. Errores de sintaxis
Los errores de sintaxis más comunes tienen que ver con el uso incorrecto de las preposiciones. Tal como señala Paredes, muchos verbos deben ir acompañados obligatoriamente de una preposición concreta, y cambiarla por otra lleva a que realicemos una construcción inadecuada. Los fallos más comunes son el dequeísmo y el queísmo, que se comenten cuando utilizamos la preposición “de” antes de “que” cuando no se necesita, o la eliminamos cuando sí es necesaria.
7. Impropiedades del lenguaje
Para Paredes este es un “problema serio”, pues se trata de uno de los errores más extendidos y menos conocidos por la población general. Se da cuando utilizamos una palabra dándole un significado que no le corresponde. La realidad es que, como apunta Paredes, “solo tenemos una idea aproximada de lo que quiere decir una palabra, y no conocemos el significado exacto”. Esto ha conducido a que algunas palabras hayan perdido su significado original. Es el caso de “incidente”, que sólo debería utilizarse para referirse a una pelea o una riña, pero se usa para referirse a cualquier contratiempo, o “inaudito”, que se usa como sinónimo de “insólito”, pero, en realidad, se refiere a algo “nunca oído” o “monstruoso”.
Este error es una fuente constante de discusiones entre filólogos y lingüistas. Al fin y al cabo, ¿quién decide lo que significa cada palabra? Las palabras evolucionan con el tiempo, y con ellas su significado. Al final son los hablantes los que acaban imponiendo uno u otro significado, en función del uso que le dan a cada palabra. ¿Cuándo se convierte en norma lo que se usa de manera global? Paredes es tajante: “Cuando lo recoge el diccionario, que es el instrumento que nos hemos dado para ratificar la validez de algo”. 
8. Extranjerismos inapropiados
La influencia del inglés, ya sea, como señala Paredes, “por desidia o por malas traducciones”, ha hecho que cambie el significado de muchas palabras españolas, que usamos para expresar lo que dice una palabra inglesa parecida. Es el caso de la palabra “bizarro”, que en español significa “valiente” o “generoso”, pero se está empezando a utilizar como sustituta de la palabra inglesa “bizarre”, que quiere decir “extraño” o “estrafalario”.
Otro error derivado de la enorme influencia que tiene el inglés sobre los hispanohablantes, tiene que ver con la tendencia a usar términos extranjeros cuando tenemos alternativas en español, correctas, válidas y que dicen exactamente lo mismo. No todos los extranjerismos son incorrectos. Palabras como “robot” se han introducido en el español porque no existía ninguna palabra en nuestro idioma con el mismo significado. Pero hay otros extranjerismos que, tal como señala Paredes, “se usan por esnobismo”, y no hacen más que dificultar el uso del español. ¿Por qué hablar de “fast food” si podemos decir “comida rápida”? ¿Por qué decir “link”, si podemos decir “vínculo” o “enlace”?
9. Errores verbales
Ocurren cuando usamos el infinitivo con valor de imperativo (no se dice “salir de aquí”, sino “salid de aquí”), o cuando construimos oraciones sin conjugar los verbos, un error muy habitual, que lleva a expresiones incorrectas como “Además, decir que…”. Se trata de una falta que se está extendiendo mucho. Tal como señala Paredes, “es obligatorio el uso del verbo en forma conjugada siempre que se trate de una oración completa”. El infinitivo solo se admite en formas muy concretas como “no fumar”.
También existe una tendencia a eliminar las formas subjuntivas, de nuevo por influencia del inglés, dando pie a construcciones incorrectas como “no puedo creer que es verdad”, cuando se debería decir “no puedo creer que sea verdad”. El filólogo insiste en la gravedad de estos errores, pues “pueden llegar a modificar la estructura interna del español”.
10. Redundancias
Se trata de un error muy común que cometemos cuando utilizamos dos palabras cuyos significados son repetitivos. No es correcto usar expresiones como “el colofón final” o “beber líquidos”, pues un colofón siempre es final y solo podemos beber líquidos. Paredes cree que “son detalles sutiles de significado pero que se repiten constantemente, haciendo que los textos sean muy farragosos”.

Tomado de El Confidencial