martes, 17 de julio de 2012

EN LA INDIA LOS MÁS POBRES Y LOS MÁS HUMILLADOS SE ESTÁN CONVIRTIENDO EN PERIOSDISTAS

Para dar voz a aquellos que todos intentan silenciar e ignorar, la iniciativa Video Volunteers da a los parias de la India, los "intocables" que últimamente se les denomina los dalits, una videocámara con la que registran la tremenda discriminación que viven a diario.



En la India, uno de los países más señalados por su rígida estratificación social, es conocida la marginación en que viven los parias, los “intocables” que en años recientes han comenzado a conocerse como Dalits, cambio de nombre que sin embargo no ha modificado en un ápice el abuso que sufren por parte de las autoridades policiacas y otros sectores de la población, quienes no dudan en propinarles tremendas golpizas y humillaciones sin justificación efectiva.

Por otro lado, la misma baja consideración en que se tiene a los dalits hace que los medios locales presten poca o ninguna atención a este problema, contribuyendo a que este se reproduzca todavía más. Para contrarrestar esto, se creó la iniciativa Video Volunteers (Voluntarios en Video), que combina la comunicación con la defensa de los derechos humanos. Su esencia es dar a alguno de estos dalits una cámara de video y todo lo necesario para que documente este nivel de discriminación que viven los más vulnerables en India.

Así, la pobreza, la falta de agua y de infraestructura sanitaria, la corrupción o la explotación sexual, constantes en la vida cotidiana de los parias, queda registrada como una elocuente manera de denuncia por parte de aquellos que por todos lados son silenciados.

Entre las medidas puntuales que se apoyan desde Video Volunteers se encuentra una campaña contra la discriminación de castas, la cual se expresa en hechos tan comunes como que en una escuela los niños dalits coman separados del resto de los alumnos o que en una peluquería no puedan entrar dalitsA decir de Amol Lalzare, uno de estos corresponsales de emergencia, dalits él mismo, algunos medios están ofreciendo hasta 5 mil rupias (más o menos 95 dólares) por cada video de “impacto”, una especie de cambio a partir de su trabajo, según piensa el hombre.

Hasta ahora Video Volunteers cuenta entre sus filas a 60 personas, distribuidas en todo el territorio indio, con historias que por su alto impacto mediático se ha colado a las cadenas de televisión más importantes del país.

Sin embargo, uno de los verdaderos objetivos del proyecto es llegar a esos puntos de la sociedad que los medios tradicionales no pueden o no quieren alcanzar, de acuerdo con Jessica Mayberry, una de las fundadoras de Video Volunteers, en pocas palabras, democratizar los medios de información.

La organización, por cierto, se sostiene económicamente de donaciones (dos terceras partes de su ingreso) y de vender contenido y servicio de entrenamiento en la materia.


Tomado de Pijamasurf

BAJO EL VELO DE LA CENSURA

Raúl Mendoza
Domingo, 15 de julio de 2012


Seis documentales sobre temas medioambientales fueron “retirados” de la programación de un festival organizado en junio pasado por la Autoridad Nacional del Agua (ANA). Los documentalistas afectados denuncian que se trata de un atentado contra la libertad de expresión.



El documental La travesía de Chumpi cuenta la historia de una comunidad achuar asentada cerca de la frontera con el Ecuador y también sus esfuerzos por proteger sus ríos y su lugar sagrado –una catarata nunca visitada por algún occidental– de la llegada de las empresas petroleras a las que se les ha concesionado gran parte de su territorio. Filmado el año 2009, ha ganado varios premios aquí y en el extranjero, pero fue censurado en el festival “Agua: un patrimonio que circula de mano en mano”, organizado por la Autoridad Nacional del Agua (ANA), que se realizó en Lima durante todo el mes de junio pasado.
El filme fue uno de seis documentales sacados de la programación del festival porque sus historias hablan de la contaminación y el conflicto social generados por las industrias extractivas. Fernando Valdivia, realizador de La travesía…, comprobó que su trabajo no fue proyectado durante los últimos diez días de junio, incumpliendo la programación que figuraba en los afiches del evento. “Algunas personas nos contaron que no se estaba respetando la programación. Acudí los días en que debían pasar mi trabajo y comprobé que no lo ponían”, cuenta. Incluso preguntó a los operadores por su documental y ni siquiera tenían el DVD que hizo llegar a los organizadores.
Él y miembros del Grupo Chaski fueron en distintos días y horarios, y comprobaron que cinco títulos más habían quedado fuera de la programación. Stefan Kaspar, director de Chaski, precisa que el festival proyectó los documentales programados entre el 1° y el 20 de junio, pero que a partir de esta fecha la Autoridad Nacional del Agua –organizadora del evento– optó por no pasar las seis cintas. “Personas vinculadas a la propia organización nos contaron que funcionarios de la ANA pidieron ver los documentales y exigieron reemplazarlos por otros”, explica.
Historias para recordar
Choropampa-El precio del oro, de Ernesto Cabellos y Stephanie Boyd, que cuenta la historia del pueblo cajamarquino que sufrió la contaminación por mercurio de la minera Yanacocha, también está entre los documentales censurados. 
De los mismos autores se retiró Tambogrande-Mangos, muerte y minería, que retrata al pueblo piurano reconocido por su producción de mangos y limones, y su pelea contra la empresa Manhattan. La documentalista Stephanie Boyd recuerda que además de estos dos documentales, hace un tiempo TV Perú iba a transmitir en un ciclo de cine su documental Operación Diablo, pero alegaron “problemas técnicos” inexistentes. “Volví a darles una copia nueva, pero no lo han pasado”, dice.
Los otros tres documentales cancelados por el festival fueron El caso Majaz, de la productora Guarango, que describe los daños que una operación minera provocaría en el ecosistema de los Andes piuranos; Molinopampa, de Docu Perú, que cuenta la historia de un pueblo que sufre la falta de agua y no puede acceder a más porque una operación minera ocupa la cuenca que podría salvarlos; y El oro o la vida, del documentalista colombiano Álvaro Revenga, que habla de estos mismos problemas en comunidades de Guatemala, El Salvador y Honduras.  
Consultada por lo ocurrido, Doris Moromisato, encargada de la organización del evento de la Autoridad Nacional del Agua, señaló que sí se proyectaron los documentales citados y otros más. “Un evento sobre el agua debe mostrar los pros y contras del tema. Hemos pasado documentales de todo tipo”, dijo, aunque no afirmó que estos se pasaron los 30 días de junio. Por su parte, los documentalistas señalan en un comunicado que se busca “impedir que circule información sobre los impactos reales de los negocios extractivos”.
Los trabajos censurados han ganado premios en todo el mundo. Sus historias hablan de la contaminación y el conflicto social, pero también de una realidad que afecta a gran número de peruanos. “Es importante que la población y las autoridades conozcan su contenido. Esto es como querer tapar el sol con un dedo”, dice Stefan Kaspar.
Tomado de La República