martes, 17 de julio de 2012

BAJO EL VELO DE LA CENSURA

Raúl Mendoza
Domingo, 15 de julio de 2012


Seis documentales sobre temas medioambientales fueron “retirados” de la programación de un festival organizado en junio pasado por la Autoridad Nacional del Agua (ANA). Los documentalistas afectados denuncian que se trata de un atentado contra la libertad de expresión.



El documental La travesía de Chumpi cuenta la historia de una comunidad achuar asentada cerca de la frontera con el Ecuador y también sus esfuerzos por proteger sus ríos y su lugar sagrado –una catarata nunca visitada por algún occidental– de la llegada de las empresas petroleras a las que se les ha concesionado gran parte de su territorio. Filmado el año 2009, ha ganado varios premios aquí y en el extranjero, pero fue censurado en el festival “Agua: un patrimonio que circula de mano en mano”, organizado por la Autoridad Nacional del Agua (ANA), que se realizó en Lima durante todo el mes de junio pasado.
El filme fue uno de seis documentales sacados de la programación del festival porque sus historias hablan de la contaminación y el conflicto social generados por las industrias extractivas. Fernando Valdivia, realizador de La travesía…, comprobó que su trabajo no fue proyectado durante los últimos diez días de junio, incumpliendo la programación que figuraba en los afiches del evento. “Algunas personas nos contaron que no se estaba respetando la programación. Acudí los días en que debían pasar mi trabajo y comprobé que no lo ponían”, cuenta. Incluso preguntó a los operadores por su documental y ni siquiera tenían el DVD que hizo llegar a los organizadores.
Él y miembros del Grupo Chaski fueron en distintos días y horarios, y comprobaron que cinco títulos más habían quedado fuera de la programación. Stefan Kaspar, director de Chaski, precisa que el festival proyectó los documentales programados entre el 1° y el 20 de junio, pero que a partir de esta fecha la Autoridad Nacional del Agua –organizadora del evento– optó por no pasar las seis cintas. “Personas vinculadas a la propia organización nos contaron que funcionarios de la ANA pidieron ver los documentales y exigieron reemplazarlos por otros”, explica.
Historias para recordar
Choropampa-El precio del oro, de Ernesto Cabellos y Stephanie Boyd, que cuenta la historia del pueblo cajamarquino que sufrió la contaminación por mercurio de la minera Yanacocha, también está entre los documentales censurados. 
De los mismos autores se retiró Tambogrande-Mangos, muerte y minería, que retrata al pueblo piurano reconocido por su producción de mangos y limones, y su pelea contra la empresa Manhattan. La documentalista Stephanie Boyd recuerda que además de estos dos documentales, hace un tiempo TV Perú iba a transmitir en un ciclo de cine su documental Operación Diablo, pero alegaron “problemas técnicos” inexistentes. “Volví a darles una copia nueva, pero no lo han pasado”, dice.
Los otros tres documentales cancelados por el festival fueron El caso Majaz, de la productora Guarango, que describe los daños que una operación minera provocaría en el ecosistema de los Andes piuranos; Molinopampa, de Docu Perú, que cuenta la historia de un pueblo que sufre la falta de agua y no puede acceder a más porque una operación minera ocupa la cuenca que podría salvarlos; y El oro o la vida, del documentalista colombiano Álvaro Revenga, que habla de estos mismos problemas en comunidades de Guatemala, El Salvador y Honduras.  
Consultada por lo ocurrido, Doris Moromisato, encargada de la organización del evento de la Autoridad Nacional del Agua, señaló que sí se proyectaron los documentales citados y otros más. “Un evento sobre el agua debe mostrar los pros y contras del tema. Hemos pasado documentales de todo tipo”, dijo, aunque no afirmó que estos se pasaron los 30 días de junio. Por su parte, los documentalistas señalan en un comunicado que se busca “impedir que circule información sobre los impactos reales de los negocios extractivos”.
Los trabajos censurados han ganado premios en todo el mundo. Sus historias hablan de la contaminación y el conflicto social, pero también de una realidad que afecta a gran número de peruanos. “Es importante que la población y las autoridades conozcan su contenido. Esto es como querer tapar el sol con un dedo”, dice Stefan Kaspar.
Tomado de La República

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