jueves, 10 de mayo de 2012

PRIMEROS RECURSOS DEL NUEVO DICCIONARIO HISTÓRICO DE LA RAE





Los filólogos y aficionados a conocer el pasado de las palabras pueden consultar desde el sábado en la red los recursos básicos utilizados para elaborar el Nuevo diccionario histórico del español, entre ellos los diez millones de papeletas del antiguo fichero de la Real Academia Española.

Esta gran obra, que reconstruirá la evolución del léxico español a lo largo de los siglos y que solo estará disponible en internet, podría alargar sus plazos si continúan los recortes presupuestarios.
En 2011, el equipo responsable contó con un tercio de los 800.000 euros que se le asignaban anualmente, lo que obligó a prescindir de parte del personal.
«En estos momentos no tenemos constancia de que nos vayan a mantener ni ese tercio», afirma José Antonio Pascual, director del Nuevo diccionario histórico, en una entrevista con Efe, en la que también asegura que «el proyecto no se parará nunca». «Irá más despacio y habrá que realizar una buena gestión y buscar nuevos fondos».
Además de los diez millones de fichas, están ya disponibles en la página web de la Academia (en la entrada «Fundación Rafael Lapesa: NDHE»), el Corpus del Nuevo diccionario histórico (CDH), el antiguo Diccionario histórico de la lengua española (1960-1996) y el Mapa de diccionarios

Los diez millones de fichas, disponibles ya en internet, fueron redactadas sobre todo entre 1930 y 1996, fechas en que la Academia afrontó la redacción del Diccionario históricoTambién se puede consultar el Corpus del Nuevo diccionario histórico (CDH), que cuenta con unos 53 millones de «presencias o de registros» de todos los períodos del español. De ellos, 32 millones pertenecen a textos españoles de la Edad Media y de los siglos XVI al XX, y los veinte millones restantes a obras americanas. Ese corpus vale para las palabras más frecuentes de la lengua española, que son de 40.000 a 50.000, y en los próximos meses, añade Pascual, saldrán «otros dos corpus más amplios».

Pero, ahora, quien quiera ver, por ejemplo, qué significado tenía «nación» en el pasado, verá que, entre otros, figura el de nacimiento o lugar de origen: «yo soy de nación aragonesa», se decía.
Y si uno busca «espingarda» se encontrará con multitud de ejemplos, entre ellos «estas dos batallas del prínçipe y del obispo yvan forneçidas de grande número de espingardas», de 1480.
En la red están también el antiguo Diccionario histórico que la RAE editó entre 1960 y 1996 y que solo llegó a las letras «a-apasanca» y «b-bajoca», y seis ediciones representativas del diccionario académico: 1780, 1817, 1884, 1925, 1992 y 2001.
En el futuro estarán todas las ediciones de esta obra esencial de referencia y habrá «una especie de llamada que remita al fichero de la Academia y explique por qué se añadieron algunas acepciones», comenta Pascual.
Así, la palabra «sarnilla» que se utiliza en Honduras para aludir al «piojillo de las aves», «no se sabe por qué está ahí, pero, si se relacionan todos los diccionarios con el fichero antiguo, averiguaremos quién la propuso y cuándo», señala Pascual.
Dentro de dos meses saldrán ya «200 palabras definidas de una forma clara para que se vea cómo va a ser el Nuevo diccionario histórico», y «en el horno» tienen «otras dos mil». Para esa primera entrega se han seleccionado voces relacionadas con armas e instrumentos, y aparecerán familias de palabras: alabarda, alabardero; sable, sablista, sablear...

El Nuevo diccionario histórico se puso en marcha en el 2005 y lo que estaba previsto era, en una primera fase de quince años, ofrecer la historia de unas 40.000 a 50.000 palabras.
Pero el presupuesto se redujo drásticamente en el 2011 hasta un tercio de los 800.000 euros anuales con que se contaba anteriormente. Eso ha obligado a prescindir de algunos expertos y en estos momentos Pacual cuenta solo con «dos lexicógrafos. En Francia hubo 140 durante 50 años».
«Con dos lexicógrafos, cumplir los planes previstos es imposible», asegura Pascual.


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