jueves, 19 de enero de 2012

SI YO GOBERNARA EL MUNDO

STEVEN PINKER
Mi primer mandato como rey de reyes sería imponer a todos los expertos la siguiente regla: nadie puede proclamar la decadencia, el retroceso o la degeneración del mundo sin presentar: 1. Una evaluación de cómo es ahora; 2. Una evaluación de cómo era anteriormente, y 3. Una demostración de que el primer resultado es peor que el segundo.

Lo primero que eliminaría este decreto serían las tediosas jeremiadas que han rondado por siglos acerca de la decadencia del lenguaje. Si los profetas tuvieran razón, a estas alturas nos comunicaríamos con gruñidos a lo Tarzán; en cambio, no solo vemos muchísima prosa clara y competente en medios de actualización diaria como Wikipedia o Amazon, sino que también es posible encontrar escritura excepcional a borbotones, tal como puede constatar cualquiera que haya gastado una mañana en sitios como The Browser o Arts & Letters Daily.
Los expertos de la lengua tienden a confundir su propio fastidio con un verdadero declive del lenguaje. Hace cincuenta años, los editores expedían fetuas en contra de extranjerismos como “líder”; y hace apenas algunas décadas despotricaban en contra de expresiones como “las gentes” (en lugar de “la gente”) y algunos verbos creados a partir de sustantivos, como “contactar” o “finalizar”. En la actualidad, ese tipo de contrabando lingüístico es inevitable, si no indispensable. De la misma forma, se ha vilipendiado la filtración de la nueva jerga tecnológica en el lenguaje (“palanca”, “incentivar”, “sinergia”) sin tener en cuenta que ejemplos previos de este fenómeno (“proporcional”, “placebo”, “falso positivo”) permitieron al mundo entero pensar conceptos abstractos, y pueden incluso haber contribuido al efecto Flynn, el aumento implacable del coeficiente intelectual de la humanidad durante el siglo XX.

Y ya que hablamos de tecnología, los ludistas modernos tienen mala memoria. Los padres que se lamentan porque los jóvenes parecen tener sus iPods y celulares soldados a los oídos parecen olvidar que también los suyos se quejaban por sus teléfonos privados o sus radios transistores. La prosa abreviada de los tuits y los mensajes instantáneos no es más propensa a corromper el lenguaje o disminuir la capacidad de atención de la gente que los telegramas, los anuncios de radio y los lemas publicitarios de ayer. El correo electrónico puede parecer una maldición, ¿ pero volvería alguien a las estampillas, las cabinas telefónicas, el papel carbón y las montañas de mensajes telefónicos? Es más, ahora que nuestros compañeros de cena pueden verificar cualquier cosa en un iPhone, nos damos cuenta todos los días de que mucho de lo que creemos es falso –una lección importante acerca de la fragilidad de la memoria–.

Pero en ningún caso es tan perjudicial confundir un dato aislado con una tendencia como cuando de comprender la violencia se trata. Cada vez que explota una bomba en un atentado terrorista, un francotirador se enloquece o un avión no tripulado mata a un inocente, los críticos comienzan a preguntarse a dónde ha ido a parar el mundo; pocas veces se preguntan qué tan malo era antes.
Bajo casi cualquier estándar cuantitativo, el pasado era mucho peor. La tasa de homicidios en el Medioevo era 35 veces más alta que la de hoy, y la proporción de muertos en las guerras tribales era quince veces superior. Los imperios desa-parecidos, las invasiones de tribus nómadas, las Cruzadas, el comercio de esclavos, las guerras religiosas y la colonización de América alcanzaron cifras de mortalidad que, en proporción con el tamaño de las respectivas poblaciones, son semejantes o exceden las de las guerras mundiales. Siglos atrás, era posible quitar la nariz a la mujer de un adúltero, condenar a muerte a un niño de siete años por robar una enagua, cortar a una bruja en dos con un serrucho y golpear a un marinero hasta dejarlo en carne viva. En la Inglaterra del siglo XVIII eran tan frecuentes y tan peligrosos los disturbios que en inglés todavía se usa la expresión “to read someone the riot act” (“leerle a alguien la Ley Antimotines”) para decir que se va a castigar a una persona. Igualmente, la violencia de la Rusia del siglo XIX nos dejó la palabra “pogromo”, presente en varias lenguas. Desde el pico que tuvieron durante la postguerra en 1950, las muertes en el campo de batalla han disminuido radicalmente a pesar de algunos reveses. Las muertes causadas por el terrorismo son menos comunes en nuestra “era del terror” de lo que fueron en los sesenta y los setenta, época de bombardeos, secuestros y balaceras frecuentes a manos de todo tipo de ejércitos, ligas, coaliciones, brigadas, facciones y frentes.

Y no, no me estoy inclinando hacia mi propia “nueva tendencia perturbadora”. En 1777, David Hume escribió: “La tendencia a culpar al presente y admirar el pasado está profundamente arraigada en la naturaleza humana”. Un siglo antes, Thomas Hobbes identificó su fuente: “La competencia en los elogios induce a reverenciar la Antigüedad; porque los hombres contienden con los vivos, no con los muertos”. A esto se pueden añadir la ignorancia histórica, el analfabetismo estadístico y el hecho de que las personas confunden los cambios en ellas mismas –las responsabilidades de la adultez, la vigilancia de la paternidad, la decadencia que viene con la edad– con los cambios del mundo.

Con independencia de cuáles sean las causas, culpar irreflexivamente al presente constituye una debilidad que es preciso resistir, así nunca llegue a ser penalizada. Aunque se alardee de ello como un signo de sofisticación, puede usarse para adquirir ventaja sobre los demás y convertirse en una excusa para la misantropía, especialmente en contra de los jóvenes. Además, corroe la apreciación de las instituciones de la modernidad, como la democracia, la ciencia y el espíritu cosmopolita que han hecho nuestras vidas mucho más ricas y seguras.

Tomado de El Malpensante

viernes, 13 de enero de 2012

"VIVIMOS EN UNA OLIGARQUÍA" ENTREVISTA A STÉPHANE HESSEL

Stéphane Hessel es un duro crítico de las inequidades del mundo; sin embargo, no pierde la confianza en el ser humano.



París. A los 93 años Stéphane Hessel ha comenzado una revolución global conocida como los ‘indignados’. Mientras tanto, el hombre del año para la revista “Time” ha sido el manifestante, en referencia a hechos como la primavera árabe, la ocupación de Wall Street o la Plaza del Sol en España. Y el diario inglés “The Guardian” eligió a Camila Vallejo, la dirigente estudiantil chilena.
Stéphane Hessel participó junto al general Charles de Gaulle en la liberación de Francia en la ocupación nazi y salvó de morir hasta cuatro veces en los más temibles campos de concentración. Lideró el equipo que redactó la Declaración Universal de los Derechos Humanos y ahora nos advierte acerca del peligro que enfrentamos como civilización y como planeta por la desmedida ambición del 1% de la población que no tiene reparos en condenar a la pobreza al 99% restante.
¿De dónde cree que proviene la idea occidental de progreso?
Progreso fue una palabra muy clara para occidente, por lo menos, los últimos tres siglos. A finales del siglo XX sentimos que ya no era posible seguir en la misma dirección. Ahora significa más y más producción, más y más consumo, más y más ganancias, más y más avances científicos. Todo esto terminó en una paradoja. No se podía continuar porque las capacidades de nuestro planeta son limitadas y no pueden ser explotadas ilimitadamente. Progreso no puede significar más, más, debería significar mejor, un mejor manejo del planeta y un mejor ambiente social y democrático.

¿Diría que la lavada salió más cara que la camisa?
No lo creo, soy optimista. El progreso fue importante, ha traído muchas cosas que necesitamos, aunque, por otro lado, ha ido demasiado lejos. Por eso ahora debe ser corregido. Corregir el progreso no significa que seremos pobres, no. No debemos pensar solo en el progreso material, sino también en el progreso espiritual. Hemos estado administrando nuestro planeta de manera incorrecta. Debemos cambiar nuestra sociedad haciéndola más justa, más generosa, más capaz de tomar en cuenta las necesidades de todos sus 8 mil millones de habitantes, si no el progreso será solo para el 1% y la pobreza para el 99% restante.

¿Qué deberíamos hacer para enfrentar el cambio climático?
Es esencial que todos los ciudadanos se unan y pongan presión sobre sus gobiernos para que superen el peso que las fuerzas del mercado económico y financiero le imponen. Estas fuerzas quieren que las cosas sigan como han venido el último siglo y no apoyan la idea de un cambio radical.

¿Qué ve de positivo y negativo en la idea de globalización?
El lado positivo es el enorme progreso en la intercomunicación. Esta nos permite ver los problemas en conjunto y no solo en un país. Debemos pensar globalmente pero actuar localmente. No obstante, en el mundo globalizado tanto las fuerzas económicas como las financieras no conocen límites ni fronteras, por lo que la ciudadanía también debe trabajar sin fronteras.

¿Qué piensa de que los valores individualistas hoy prevalezcan sobre los valores comunitarios?
Nos han creado un miedo hacia los valores comunitarios por la forma en cómo la ideología comunista se ha dado a conocer en algunas partes del mundo. Sin embargo, es obvio que la sociedad necesita de ambos y que cada individuo encuentre su propia moral y asuma su propia responsabilidad. Esto es algo que mi generación ha aprendido de un filósofo como Jean-Paul Sartre.

¿La humanidad debería usar más la ética para alcanzar sus fines? ¿Este fin sería una utopía?
Necesitamos un fin que no sea tan solo material. Necesitamos un fin espiritual que signifique que la ética sea parte de un posible futuro. Nos gustaría pensar en nuestro futuro como un hecho basado en ideales, en esperanza, y no solo en cálculos y presupuestos. Esto no significa necesariamente una utopía. La palabra utopía significa “en ningún lugar”, “u” significa “ningún”. Necesitamos una Intopía, necesitamos tener una visión del futuro que no sea imposible sino tan solo improbable. Muchas veces lo improbable se vuelve realidad.

Hoy que la globalización amenaza con una sociedad unidimensional, como diría Marcuse, ¿la lucha de clases no está más vigente que nunca?
Hay que tener mucho cuidado cuando Fukuyama dice que vivimos en un mundo libre del peligro del totalitarismo. La historia se mueve constantemente. Los últimos 10 años del siglo XX han tenido una enorme relevancia y un gran progreso. La caída del Muro de Berlín, Gorbachov, la integración europea, los Objetivos del Milenio , etc. Desgraciadamente, dos años después ocurrió el ataque a las Torres Gemelas y George Bush salió electo presidente. Sufrimos diez años de una seria crisis que demostró que no estamos yendo en la dirección correcta. Necesitamos pasar por una nueva década, del 2012 al 2022, donde trabajemos todos más conectados y unidos, poner énfasis en los Objetivos del Milenio, que todos los jóvenes peruanos presten atención a temas como el del agua, las energías renovables, los derechos de la infancia y la educación escolar, entre otros. Que cada uno escoja uno de estos objetivos y dedique su vida a alcanzarlo.

¿Las fuerzas fascistas aliadas al sector financiero amenazan los derechos civiles y humanos?
El peligro siempre acecha. Las fuerzas fascistas se encuentran aún presentes en algún lugar esperando el momento preciso para volver a ganar poder. Si hay una ventaja de mi pequeño libro “Indignaos”, es que la gente (principalmente los jóvenes) que lo ha leído y que salió a las calles, son personas que desean que la democracia prevalezca tanto sobre las fuerzas fascistas como sobre las financieras. A los intelectuales, que han jugado un gran papel, y a los científicos les compete un gran rol. No deben convertirse en científicos totalitarios como aquellos que actualmente trabajan en el campo de la nanotecnología. El valor ético debe ser el núcleo de todo, núcleo tanto del mercado como de los gobiernos y de la ciudadanía.




El autoritarismo se ha sofisticado. ¿Ha ganado políticamente? ¿No deberíamos estar viviendo en una democracia?
Ciertamente, en el presente estamos viviendo lo que yo llamaría una oligarquía. Tan solo el 1%, los especuladores de Wall Street, son los que actualmente ejercen mayor influencia en la manera como estamos siendo gobernados y en la forma como vivimos. Debemos exigirle a nuestros gobiernos que sean más valientes para vencer la gran presión impuesta por las fuerzas del mercado. Hay que darle suficiente espacio a la economía social y solidaria, a la economía sin fines de lucro, a los intercambios entre productores. Debemos ganar un mayor espacio en nuestra sociedad global para que podamos luchar por una sociedad más democrática y menos oligárquica.

La biodiversidad y la diversidad cultural podrían ser los principales tesoros de la humanidad, pero cada proyecto totalitario trata de imponernos un pensamiento único. ¿Por qué hay siempre nuevas corrientes totalitarias, una tras otra?
Somos seres humanos (ríe). Todo ser humano tiene una parte despótica que lo hace desear ser más fuerte que otros y otra parte que, amorosa y generosa, se preocupa por los demás. Hay lugares donde se preservan los valores, donde los seres humanos se ven unos a otros de manera completamente distinta a como solemos vernos en este mundo individualista. Estos valores son preciosos, son un tesoro. Y así como mencionaste la biodiversidad, acá podemos ver el tesoro de la diversidad cultural. Aprendamos el uno del otro. Nunca pensemos que hemos encontrado la respuesta absoluta y que los demás deberán hacer lo que nosotros digamos que está bien. Cada pueblo tiene derecho a decidir su futuro. Esta es la forma de vivir todos juntos, respetándonos mutuamente y tratando de construir un mundo mejor.


Tomado de El Comercio

lunes, 9 de enero de 2012

¿PARA QUÉ APRENDEMOS SOBRE LA SÍLABA Y LA CONCURRENCIA VOCÁLICA?


El español, una lengua que nos une


¿Cuál es tu palabra favorita en español?



HAWKING CUMPLE 70 AÑOS

Viviana García,  EFE. Londres

El científico británico Stephen Hawking, el autor de "Una breve historia del tiempo" que se ha pasado la vida tratando de desentrañar los misterios del Universo, cumple hoy domingo 70 años sin haber perdido el entusiasmo por el cosmos.
Pese a que en el 2009 se retiró de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, de la que era titular, al igual que lo fue en su día Isaac Newton, Hawking mantiene el contacto con el mundo científico y hoy hablará ante sus colegas  de esa casa de estudios sobre "El estado del universo".
Sus enfermedades
Nacido en Oxford (sur de Inglaterra) el 8 de enero de 1942, Hawking es un ejemplo del triunfo frente a la adversidad ya que en su juventud le fue diagnosticada esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que le impide moverse, y habla con la ayuda de un sintetizador de voz.

A lo largo del tiempo, Hawking ha ido perdiendo el uso de sus extremidades y de la musculatura, incluso la fuerza del cuello para mantenerse con la cabeza erguida.


Con motivo del cumpleaños de Hawking, el profesor Martin Rees, astrónomo del Trinity College de Cambridge, dijo que cuando conoció al científico los dos eran estudiantes y pensaba que su compañero no viviría mucho más debido a su enfermedad.
"Pero ha sido increíble, ha llegado a los 70 años, (...) se ha transformado sin duda en el científico más famoso del mundo, aclamado por unas investigaciones brillantes, por sus libros más vendidos y, sobre todo, por su increíble triunfo frente a la adversidad", afirmó Rees ante los medios británicos.
Famoso en el mundo
Además de ser considerado uno de los científicos más renombrados, Hawking es tan famoso como cualquier estrella de la música o el cine pues ha aparecido en "Star Trek" y facilitó su voz para un anuncio comercial de la empresa de telecomunicaciones BT.


Pero sobre todo es famoso por haber mostrado, junto a su colega Roger Penrose, que la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein implica que el espacio y el tiempo han de tener un principio, que denomina "big bang", y un final dentro de los agujeros negros.
Hawking también ha resultado polémico en materia religiosa, pues cree que la idea del paraíso y de la vida después de la muerte es un "cuento de hadas" de gente que le tiene miedo a la muerte.
En unas declaraciones el año pasado, el científico puso énfasis en su rechazo de las creencias religiosas y consideró que no hay nada después del momento en que el cerebro deja de funcionar.
"Yo considero al cerebro como una computadora que dejará de funcionar cuando fallen sus componentes. No hay paraíso o vida después de la muerte para las computadoras que dejan de funcionar, ese es un cuento de hadas de gente que le tiene miedo a la oscuridad", dijo el científico de Cambridge.
No teme a la muerte
Además, Hawking ha insistido en alguna ocasión que no le tiene miedo a la muerte."He vivido con la perspectiva de una muerte prematura durante los últimos años. No tengo miedo de morir, pero no tengo prisa por morirme. Es mucho lo que quiero hacer antes", ha afirmado.
También estos días volvió a ser noticia al revelar en una entrevista que las mujeres son "un completo misterio" al que le dedica la mayor parte de sus pensamientos.
En cuanto a su mayor error, el físico admite: “solía pensar que la información se destruía en los agujeros negros. Este fue mi mayor error, o al menos mi mayor metida de pata en la ciencia”.
De todos modos su trabajo en este campo condujo a un avance teórico, no confirmado por los experimentos hasta ahora, en el sentido de que los agujeros negros filtran información al Universo.


Las respuestas del genio a la británica BBC sobre el futuro de la humanidad
Hawking respondió a una selección de preguntas enviadas por los oyentes de Radio 4 de la BBC. Los temas iban desde los orígenes del Universo hasta las posibilidades de vida extraterrestre.

También le consultaron sobre el impacto que podría tener en la teoría de la relatividad de Einstein la confirmación de que los neutrinos viajan más rápido que la luz.
Parece claro que el profesor Hawking cree que tendremos que colonizar el espacio si queremos evitar la catástrofe, pero es optimista sobre las perspectivas de establecer colonias autosuficientes en Marte y cree que la especie humana eventualmente se extenderá más allá de los confines más lejanos del universo.
Encontrar vida inteligente en otra parte del universo, explicó, sería el descubrimiento científico más grande de la historia, pero no es optimista sobre las consecuencias que pueda tener ese encuentro.
También Hawking, entre cuyo paso por el estrellato figuran espacios en The Simpsons y Star Trek, conversó con la revista New Scientist antes de la conferencia internacional en su honor. El encuentro culminará con un simposio público el domingo con algunos de los físicos más destacados del mundo.
Tomado de La República

CONFESIONES DE UN JOVEN NOVELISTA

En “Confesiones de un joven novelista” (Lumen, 2011), el intelectual italiano cuenta su transición de ensayista a escritor de ficción. Aquí, pasajes del primer capítulo









UMBERTO ECO
Al enfilar la cincuentena, no me sentí, como les pasa a muchos alumnos, frustrado por el hecho de que mi escritura no fuera “creativa”.
Nunca he entendido por qué a Homero se lo considera un escritor creativo y a Platón no. ¿Por qué un mal poeta es un escritor creativo y un buen ensayista científico no lo es?
En francés existe una distinción entre un ‘écrivain’ —alguien que produce textos “creativos”, como, por ejemplo, un novelista o un poeta— y un ‘écrivant’: alguien que registra datos, como un empleado de banco o un policía que prepara el informe de un caso criminal. Pero ¿qué tipo de escritor es un filósofo? Podría decirse que un filósofo es un escritor profesional cuyos textos son susceptibles de ser resumidos o traducidos a otras palabras sin perder todo su significado, mientras que los textos de los escritores creativos no pueden ser completamente traducidos o parafraseados. Pero, aunque es ciertamente difícil traducir poesía y novelas, el noventa por ciento de los lectores del mundo ha leído “Guerra y paz” o el Quijote en traducción, y pienso que un Tolstói traducido es más fiel al original que cualquier traducción inglesa de Heidegger o Lacan. ¿Es Lacan más “creativo” que Cervantes?
La diferencia no puede expresarse ni siquiera en términos de la función social de un texto determinado. Los textos de Galileo poseen ciertamente un calado filosófico y científico de primer orden, pero en las universidades italianas se estudian como muestras de refinada escritura creativa, como obras maestras de estilo.
Imagine que es usted un bibliotecario y decide colocar los llamados textos creativos en la Sala A y los llamados textos científicos en la Sala B. ¿Pondría los ensayos de Einstein junto con las cartas de Edison a sus mecenas, y “Oh, Susanna!” con “Hamlet”?
Se ha sugerido que los escritores “no creativos” como Linneo y Darwin quisieron transmitir información verdadera sobre ballenas o monos. En cambio, cuando Melville escribe sobre una ballena blanca, o cuando Burroughs habla de Tarzán de los monos, solo fingen manifestar la verdad, porque en realidad inventaron ballenas y monos inexistentes sin tener ningún interés por los de verdad. ¿Podemos afirmar sin asomo de duda que Melville, al contar la historia de una ballena inexistente, no tenía intención de decir nada verdadero sobre la vida y la muerte, o sobre el orgullo humano y la obstinación?
Resulta problemático definir como “creativo” a un escritor que simplemente nos cuenta cosas que contradicen hechos objetivos. Ptomoleo dijo una cosa falsa sobre el movimiento de la Tierra. ¿Deberíamos considerarlo pues más creativo que Kepler?
La diferencia reside más bien en las formas opuestas en que los escritores pueden reaccionar a interpretaciones de sus textos. Si yo le digo a un filósofo, a un científico, a un crítico de arte: “Has escrito esto y aquello”, el autor siempre puede replicar: “No has entendido mi texto. Decía exactamente lo contrario”. Pero si un crítico ofrece una interpretación marxista de “En busca del tiempo perdido”, diciendo que en el cénit de la crisis de la burguesía decadente, la entrega total al reino de la memoria aisló necesariamente al artista de la sociedad, Proust seguramente estaría descontento con esa interpretación, pero tendría dificultades para refutarla.
Como veremos más adelante en otra clase, los escritores creativos —como lectores razonables de su propia obra— tienen ciertamente el derecho a desafiar una interpretación descabellada. Pero, en general, tienen que respetar a sus lectores, ya que, por decirlo así, han lanzado su texto al mundo como un mensaje en una botella.
Después de publicar un texto sobre semiótica, me dedico o bien a reconocer que me he equivocado, o bien a demostrar que quienes no lo han entendido de la manera que yo pretendía lo han leído mal. En cambio, después de publicar una novela, siento en principio un deber moral de no desafiar las interpretaciones que hace de ella la gente (y de no alentar ninguna interpretación).
Esto sucede –y aquí podemos identificar la verdadera diferencia entre la escritura creativa y la científica– porque en un ensayo teórico, normalmente uno pretende demostrar una tesis determinada o dar una respuesta a un problema concreto, mientras que en un poema o en una novela, lo que uno pretende es representar la vida con todas sus contradicciones.
Poner en escena una serie de contradicciones, haciéndolas evidentes y conmovedoras. Los escritores creativos piden a sus lectores que traten de encontrar una solución; no ofrecen una fórmula precisa (excepto en el caso de los escritores cursis y sentimentales, que lo que pretenden ofrecer son consuelos vulgares). Por este motivo, en las charlas que ofrecí sobre mi recién publicada primera novela, decía que, a veces, un novelista puede decir cosas que no puede decir un filósofo.
Así que, hasta 1978, me sentí completamente realizado como filósofo y semiótico. Una vez escribí incluso —con un toque de arrogancia platónica— que veía a los poetas, y a los artistas en general, como prisioneros de sus propias mentiras, imitadores de imitaciones, mientras que como filósofo, yo tenía acceso al verdadero mundo platónico de las ideas. Podría decirse que, creatividad aparte, muchos eruditos han sentido el impulso de contar historias y han lamentado ser incapaces de lograrlo, y que por eso los cajones de escritorio de muchos profesores universitarios están llenos de novelas malas inéditas.
Pero con el paso de los años, yo pude satisfacer mi pasión secreta por la narrativa de dos formas distintas: primero, recurriendo a la narrativa oral, contando cuentos a mis hijos (de forma que me quedé desorientado cuando crecieron y pasaron de los cuentos de hadas a la música rock) y, en segundo lugar, dando un tono narrativo a cada ensayo crítico.
Cuando presenté mi tesis doctoral sobre la estética de Tomás de Aquino –un tema muy controvertido, ya que en esa época los estudiosos creían que no había reflexiones estéticas en el inmenso corpus de su obra–, uno de los examinadores me acusó de una especie de “falacia narrativa”.
Dijo que un estudioso maduro, cuando se pone a investigar algo, avanza a base de pruebas y errores, proponiendo y rechazando diferentes hipótesis, pero que al final de ese proceso, se suponía que estas dudas estarían resueltas y el estudioso debería presentar solamente las conclusiones. Por el contrario –dijo–, yo presentaba la historia de mis indagaciones como si fuera una novela de detectives.
La objeción llegó de forma amable, y el examinador me sugirió la idea fundamental de que todo hallazgo en el transcurso de la investigación debe ser “narrado” de esta forma.
Todo libro científico debe ser una especie de historia policíaca, el relato de la búsqueda de algún Santo Grial. Y creo que eso es lo que he hecho desde entonces en todas mis obras académicas.


Tomado de El Comercio

domingo, 8 de enero de 2012

GUERRA ABIERTA POR EL PRECIO DEL LIBRO

Las editoriales españolas, forzadas a replantear su estrategia tras la irrupción navideña de Amazon - Títulos a menos de tres euros para Kindle copan las ventas


ANTONIO FRAGUAS - Madrid - 08/01/2012


¿Dinamitar o dinamizar el ecosistema editorial español? La irrupción en diciembre del Kindle, el lector electrónico de Amazon, acompañado de una avalancha de 28.000 títulos en castellano -algunos de ellos a precios por debajo dos y tres euros, e incluso menos- está cambiando para siempre el mundo del libro en España. Nuevas editoriales y librerías online se suman a una guerra de precios en un contexto donde todo lo conocido está en cuestión: desde la forma en que leemos, a aquello que entendemos por libro. Primero, por la confusión entre el continente (el dispositivo de lectura) y el contenido (el texto en formato electrónico). Los fabricantes de aparatos libran la primera batalla. Las editoriales, la segunda. Amazon combate en ambos frentes.
El novelista Juan Gómez-Jurado oye muy de cerca los cañonazos (y lanza alguno). La edición para Kindle de El emblema del traidor lleva más de un mes en el número uno de ventas de Amazon.es. "Por contrato no puedo decir cuántas he vendido, pero en ese tiempo han sido miles", indica. Él fija el precio (precio que en una semana ha pasado de 1,49 a 2,68 euros). "Lo que yo pretendo ganar por libro es un euro, el resto va para Amazon", señala.
Pero El emblema del traidor es una novela peculiar por otro motivo: se puede encontrar en edición electrónica por dos precios: 2,68 euros en Amazon.es y 7,99 euros en Casadellibro.com; algo que, en principio, viola la ley española de precio fijo (según la cual la misma edición de un libro no puede tener dos precios distintos dentro del territorio nacional). Gómez-Jurado ofrece una explicación al respecto: "En un caso lo vende directamente el autor, en el otro hay una editorial de por medio".
De estrategias agresivas saben en el sello B de Books, lanzado por Ediciones B en noviembre: "Decidimos ofrecer los precios más bajos del mercado respecto al papel (de 1,99 a 9,99 euros). Queríamos que la distancia entre el digital y el papel fuera la más grande posible", afirma su director, Ernest Folch. Este sello vende títulos en Amazon y otras tiendas online como Leqtor.com y Fnac.es. Solo aportan datos orientativos: "Hemos vendido tres veces más e-books en diciembre que en meses anteriores".
Desde Anagrama, Paula Canal rebaja las dosis de euforia: "Con bestsellers se pueden fijar esos precios porque venden millones de unidades, pero ¿qué ocurre en el caso de ventas de no más de 1.000 ejemplares?", se pregunta. "No hay futuro con estos precios en un ecosistema editorial saludable, en el que todavía sobreviven ediciones pequeñas para títulos difíciles", añade. Esta editorial recela de la llegada de Amazon: "De momento no les dejamos vender nuestros títulos en Latinoamérica y Estados Unidos -donde no hay precio fijo- para que no hagan la competencia a otras tiendas online con las que hemos firmado contratos".

Diego Moreno, de Nórdica Libros, ha decidido lanzarse a la arena: "Este año empezamos con una línea solo digital (a 4,99 euros) y otra con los cuentos de Pirandello, que vamos a vender sueltos, a 0,99 euros. La lógica del libro electrónico es que esté a un precio muy inferior al de papel. Es una manera nueva de concebir el libro y el lector. Son obras de picoteo y no pueden costar como un libro en papel".
La escritora Rosa Montero se ha autopublicado tres obras para Kindle: recopilaciones y libros descatalogados. "Hemos perdido un tiempo preciosísimo por navegar contra de las nuevas tecnologías (...) Esta lentitud ha favorecido a los piratas y ahora parece que los únicos que tenemos que dar las cosas gratis somos los creadores, cuando nadie se plantea no pagar por el aparato para leer". Montero esgrime además una vieja reivindicación del sector, que el IVA del e-book pase del 18% actual al superreducido 4%, el mismo del que goza el libro de papel.
El 80% de los libros digitales que se venden en España pasan por Libranda. Creada en 2010 por, entre otras, Random House Mondadori, Planeta, Santillana, y Roca Editorial, hasta 30 editoriales que venden obras digitales en Amazon gestionan sus lanzamientos con esta distribuidora. Su directora, Arantza Larrauri, valora la llegada del Kindle: "Que el libro electrónico salga en prensa y en televisión va a ayudar a la cultura de lectura digital". Además reconoce que el sector se está moviendo: "Se están incorporando nuevos editores, medianos y pequeños. Están empezando a dar pasos".
Hay espacio para todos, piensa Pilar Gallego, tesorera de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, que reúne a 1.600 tiendas: "El libro en papel sigue vendiéndose. Sobre todo en literatura infantil y juvenil, en la que las obras son muy vistosas". Gallego cree que el fenómeno Amazon está sobredimensionado: "Es más la publicidad que se da al tema de los dispositivos que lo que de verdad suponen las descargas". Los libros literarios en formato digital, según previsiones de Libranda, supondrán en 2012 el 1% respecto al total del mercado del libro en papel, cinco veces más que en 2011.
Para el director de la Federación de Gremios de Editores de España, Antonio María Dávila, la meta de Amazon no está en las obras: "Puede que haya una estrategia empresarial enloquecida para vender el Kindle -que para mi juicio es bastante malo, como todas las cosas baratas-, porque su negocio no es el contenido".
Tomado de El País