lunes, 31 de octubre de 2011

TENEMOS CRISIS PARA RATO

¿TENEMOS CRISIS PARA RATO?
La posibilidad de que el mundo esté al borde de una nueva recesión –y quizá en medio de la segunda etapa de una “gran depresión” como la de 1929– es una pregunta que se están haciendo muchos analistas. La cuestión es que las manifestaciones de la actual “crisis de la deuda” de este año 2011 no son otra cosa que la consecuencia de la crisis del sistema financiero de agosto-setiembre del 2008.

Recordemos que el estallido de la “burbuja inmobiliaria” –provocado por las enormes montañas de basura financiera en las que desembocó el otorgamiento de las hipotecas “subprime”– llevó a la quiebra a las instituciones financieras de EEUU. Para salvarlas, el Estado les prestó centenares de miles de millones de dólares.

A eso hay que sumarle varios billones de dólares (trillones, en inglés) de los planes de estímulo fiscal (recorte de impuestos, obras públicas) que aumentaron enormemente la deuda del gobierno federal. Con algunos matices, algo similar ocurrió en Europa, lo que afectó, sobre todo, a los Estados más débiles (Portugal, Italia, Grecia y España, PIGS por sus siglas en inglés), lo que hace que hoy estén al borde de la bancarrota poniendo en jaque la continuidad del euro.

El gobierno de EEUU creyó que con esa “empujada fiscal” el carro arrancaría después de algunos meses y, colorín colorado, se retomaría el crecimiento. Pero eso no sucedió, pues no se recuperaron ni la inversión ni el consumo y las tasas de crecimiento económico continuaron magras. En el caso de los PIGS, los planes de austeridad fiscal agudizaron su insolvencia, ya que no pueden pagar sus deudas.

Lo que agrava la “crisis de la deuda” en EEUU es que los “halcones” republicanos han tomado como bandera una política que impide toda medida de estímulo fiscal adicional, con el argumento de que eso lleva a un aumento de la deuda federal, lo que consideran es el problema económico central.

Esto tiene también un claro objetivo político: impedir la recuperación económica de aquí a fines del 2012, fecha de las elecciones presidenciales. Dicen los economistas Paul Krugman y Robert Reich que el Presidente Obama ha capitulado frente a las presiones de los “halcones”, lo que podría tener desastrosas consecuencias para la continuidad de su mandato.
Es importante, sin embargo, analizar la actual crisis con una óptica de largo plazo. Dice Robert Brenner, de la Universidad de Los Angeles, que la causa central de la crisis es que las economías de los países centrales “tradicionales” se han vuelto incapaces de hacer frente a la competencia internacional proveniente de China, India y otros países emergentes, lo que ha reducido fuertemente sus márgenes de ganancia.

Esta incapacidad productiva trató de paliarse recurriendo a políticas de aumento de la deuda de los consumidores (tarjetas de crédito, créditos de consumo, bonos subprime), en otras palabras, escondiendo las causas reales de la crisis (“barriéndola debajo de la alfombra”). Al estallar las burbujas en el 2008, se planteó que los “estímulos fiscales” fueran el vehículo de la reactivación del consumo, lo que –como hemos visto– no funcionó.

Nos encontraríamos, entonces, frente a un reacomodo en la geo-economía mundial, pues estaría cambiando el eje de las relaciones económicas y comerciales. La pregunta, entonces, es la siguiente: si esta transición ya ha llegado al punto en que las economías emergentes están –o no– desenganchadas de EEUU y los países europeos y son capaces de liderar un nuevo crecimiento económico mundial. Si no lo están, entonces es probable que tengamos crisis para rato.

La República
10 de agosto de 2011

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